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UC - Críticas

País: USA.

Año: 2014.

Duración: 113 min.

Género: Thriller.

 

Dirección y guion: Dan Gilroy.

Producción: Jennifer Fox, Tony Gilroy, Jake Gyllenhaal, David Lancaster y Michel Litvak.

Música: James Newton Howard.

Fotografía: Robert Elswit.

Distribuidora: Filmax.

 

Estreno en España: 30 Enero 2015.

Calificación por edades: No recomendada para menores de 12 años.

Interpretación: Jake Gyllenhaal (Louis Bloom), Rene Russo (Nina Romina), Bill Paxton (Joe), Riz Ahmed (Rick).

 

LA INSOPORTABLE INSUSTANCIALIDAD DEL CGI


Esperadísima adaptación (dentro del mundo manga) de la serie de animación y comics conocida como “Capitán Harlock: el pirata espacial”, cuyo protagonista viene a representar el arquetipo nipón de héroe romántico del anime en una odisea espacial con tintes ecofuturistas. Emperifollada con un diseño CGI (que tampoco es para tirar cohetes) el resultado parece una demo de videojuego mientras su historia, ya de por sí confusa, parece ser el menor punto de interés para sus productores, por mucho que a James Cameron (como reza su propaganda) le haya fascinado. Sólo apta para amantes del género.




SINOPSIS: La coalición Gaia gobierna la humanidad, esparcida desde hace mucho tiempo por todo el Universo mientras el planeta Tierra es considerado un santuario que nadie puede habitar. Pero hay un hombre, al que muchos creen inmortal, que desde hace un siglo lucha por que los habitantes de este planeta vuelvan a su hogar. Es un pirata espacial. Es el Capitán Harlock.


 

Es verdad que el género anime no está hecho para todos, es verdad que el tempo japonés tiene sus propias reglas y paradigmas. Pero también es verdad que el propio Akira Kurosawa o Katsuhiro Otomo fueron capaces de crear verdaderas proezas visuales sin diluirse en el “no sé qué para qué se yo” que parece imperar en ciertas obras del género manga sin tener un mínimo de respeto por la secuenciación lógica para con su público. Vale que si lo haces con un mínimo de arte, mino y argucia te marcas un Miyakazi o un Fukasaku. Y vale, uno es más entrañable y el otro es más violento, pero ¿qué más da? Esta aberración pseudotecnológica llamada ‘Capitán Harlock’ no hace justicia por ningún lado al tan ensalzable cine nipón mientras que se limita a deleitarse en sus 250 teras de datos procesados, en sus cinco años de producción (o postproducción, porque vaya usted a saber) y en sus 806 CPUs usadas para renderizar una obra magna que en un solo ordenador hubiésemos tardado 401 años. En serio, todas estas cifras están sacadas de su dossier de prensa.



¿Y todo para qué? Para torturarnos con un proceso de datos carente de sentido y emoción, cuyos personajes, planos y erráticos, deambulan sin ton ni son por un argumento confuso, manido y farragoso, sin que al final te quede claro ni un mínimo ápice de lo que nos querían contar. ¿Qué el capitán Harlock es un héroe romántico con una nave espacial superchula que embiste contra el imperialismo existencial? Pues vale, se me ha olvidado entre secuencias alucinantes en 3D de saltos interespaciales y batallas láser (que las tiene, y de órdago, oigan). Pero se me ha olvidado. Se me ha olvidado incluso de qué iba la dichosa película, y mire usted que tenía potencial. ¡Ah, pero esperen! El render, el cine CGI, los detalles holográficos… es verdad, ¡si! Que maravilla… pero ¡ah! no, revisemos ‘Final Fantasy: la fuerza interior’ (Hirobu Sakaguchi, 2001) y démonos cuenta de que poco hay nuevo que contar en cuanto a hiperrealismo tecnológico, pero todavía hay mucho que andar en cuanto a drama… sino ¿para qué habría recurrido Kurosawa a Shakespeare?.




UC (Manu Cabrera).

TRAILER